jueves, 23 de agosto de 2007

Un día normal en mi trabajo

Hay que ver que fácil es solucionar las cosas con dos hostias.
El otro día me llegan dos “jinchos” para devolverme un woofer que habían roto ellos mismos y con la historia de que les tenía que dar otro igual por su cara bonita.

Después de media hora de intentar meterles. en esa cabeza llena de todo menos de cerebro, que no les iba a dar otro woofer decidí devolverles el dinero y comerme el marrón del woofer roto con la condición de que no se llevasen otro porque lo iban a romper otra vez, debido a la configuración de su amplificador.

Con toda su picaresca, manda a un amigo a comprar otro para al día siguiente venir con la misma historia, el woofer estaba roto.
Después de varias amenazas de te voy a rajar, te voy a dar dos hostias y demás paridas que me resbalan, se les fue la fuerza por donde la espalda acaba su nombre al ver a dos agentes de la Policía Nacional entrar por la puerta.

Había que verlos, parecían cuatro corderitos que no habían roto un plato y ni dos hostias ni nada, se les va la fuerza por la boca como a todos.
Así se sienten mas machotes, amenazando al no poder conseguir las cosas como personas civilizadas.

En fin, lo que no sabían ellos es que no eran los primeros que ese día se había ofrecido a tan dudoso donativo.

No hay comentarios: